El hechizo de la historia americana llevo a Stefan Zweig a otro capítulo de la mas grande epopeya: el bautizo de nuestro continente. El tema no es nuevo para los eruditos y los profesores secundarios; pero en cambio constituye una revelación para el gran público lector, los estudiantes y todas las personas de una cultura media que solo tienen de Vespucio y del nombre de América noticias vagas, incompletas y contradictorias. Vespucio no busco la gloria de dar su nombre al Nuevo Mundo. La gloria la hizo la casualidad, un impresor que, a su vez, nunca sono que daría a un desconocido tanto renombre. Zweig sigue con acierto el desarrollo de esta historia que tiene el encanto de una novela. Stefan Zweig ha tenido el talento de convertir un tema árido, relegado a los gabinetes de historia, en un argumento apasionado, palpitante de interes y de misterio. En otras palabras: ha sabido humanizar un personaje desmenuzado por los estudiosos. De un conjunto informe ha creado un ser lleno de hechizo y de atracción, y de un tema inabordable para muchos ha escrito una novela que es historia y una historia que es vida. El Americo acorralado por los eruditos, hecho irreal por tantas criticas y negaciones, es ahora un Americo humano que se pasea enigmatico con sus secretos.
(Viena, 1881 – Petrópolis, Brasil, 1942) escritor muy popular, tanto en su faceta de ensayista y biógrafo como en la de novelista, fue uno de los escritores más polifacéticos de la primera mitad del siglo XX. Su capacidad narrativa, la pericia y la delicadeza en la descripción de los sentimientos y la elegancia de su estilo lo convierten en un narrador fascinante. Se relacionó con los grandes autores de su tiempo: Rilke, Joseph Roth, Thomas Mann, H. G. Wells, Tagore, entre otros. Tras algunas décadas en las que sus obras se vieron inexplicablemente ignoradas, Zweig ha sido recuperado y actualmente goza del prestigio y la popularidad que por justicia literaria le correspondía.
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Ruben CelisThursday, February 13, 2020
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libro muy interesante y Stefan Zweig, su autor, soberbio. Ruben Celis