Basta un año de meditación perseverante, o incluso medio, para percatarse de que se puede vivir de otra forma. La meditación nos con-centra, nos devuelve a casa, nos enseña a convivir con nuestro ser, nos agrieta la estructura de nuestra personalidad hasta que, de tanto meditar, la grieta se ensancha y la vieja personalidad se rompe y, como una flor, comienza a nacer una nueva. Meditar es asistir a este fascinante y tremendo proceso de muerte y renacimiento. Gracias a la meditación el autor ha ido descubriendo que no hay yo y mundo, sino que mundo y yo son una misma y única cosa.
Customers reviews
Ramon Eduardo Ruiz PesceMonday, March 30, 2020
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Excelente
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Gladis Eugenia Serna BoteroMonday, August 31, 2020
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Este libro me encanta es una excelente guía para quienes decidan sentarse en silencio.