Un hombre y una mujer son los protagonistas de esta historia. Ella está en edad de asistir al colegio, pero trabaja en una fábrica. Él es lo suficientemente mayor como para ser su padre, aunque por varios motivos no podría serlo nunca. Lo que hay entre ambos no es un amor prohibido y, aunque cumple con todas las condiciones para serlo, tampoco es clandestino. Es un amor necesario y desesperado. Estos elementos, que podrían prometer una historia de degradaciones morales o incorrecciones políticas, se someten al tono especulativo del protagonista, alguien que no se conmueve ante el significado de sus acciones, hacia las cuales vuelve con nostalgia y con un poco de curiosidad pero nunca con remordimiento. Una vez más, Sergio Chejfec construye una narración sinuosa y persistente a la vez, que se desarrolla como una larga escena teatral. Boca de lobo impacta por la compleja e inocente psicología de los actores y por sus paisajes vacilantes: una ciudad que no es tal, una naturaleza trastornada, y sobre todo el mundo de las relaciones sociales convertido en cruda fábula.
