Joe Carter es un americano de dureza impiadosa, probablemente un fanático. También es un detective privado de escasa paciencia y métodos poco convencionales, un buen amigo de sus amigos de la CIA, del FBI y hasta del Pentágono. Es –en no menor medida y tal vez con mayor impiedad– un auténtico killer, contratado con frecuencia para asesinar gente de todo tipo. Pero Carter siempre se supera a sí mismo y muchas veces asesina gente por propia voluntad, por sus ideas y sus valores, que son los de America. Desde el 11 de septiembre de 2001, siempre que llega a New York, visita el Ground Zero, una herida que mantiene las fauces abiertas para patriotas como Carter, que siente el ataque a las Torres como una bofetada insolente y se devana los sesos para encontrar la manera de vengarla. Él, que no le teme a nada, que ha matado vietnamitas y comunistas de todo tipo y lugar, no logra conocer el Islam ni descifrar qué tipo de terroristas son esos fanáticos que temen a Alá. Pero se ha comprado un pocket de El Corán: está seguro de que allí dará con una clave. Mientras tanto ejercita la defensa de su moral aceptando el caso que le ofrece Gino Mastronardi, el máximo capomafia de New York, quien sospecha que su esposa, la estilizada Elizabeth Anderson, le es infiel con la hipermoderna estrella de cine Cecilia Gershenson. La investigación de Carter tomará un rumbo imprevisible. Vive inmerso en un Imperio paranoico y él corre el riesgo de encarnar una de sus caras más terribles. José Pablo Feinmann nos deslumbra con un personaje y un lenguaje absolutamente extraordinarios. Carter en New York es un texto profundo y extremo, tan grotesco y divertido que las cosas más espantosas nos dan risa y escalofríos. El increíble registro que consigue con Joe Carter, su singular personaje, las reflexiones siempre políticamente incorrectas que delinean su carácter y las peripecias asombrosas en las que sus convicciones lo aventuran lo confirman como un audaz y genial escritor.
