El descubrimiento de Edgar Allan Poe por Baudelaire constituye uno de los grandes acontecimientos de la historia literaria: la personalidad de Baudelaire, situada en las fuentes de la sensibilidad y la concepción del arte de nuestros días, madura y se consolida a través de la reflexión sobre Poe; y es gracias a la labor de Baudelaire que el arte de Poe influye poderosamente en la revolución artística de los siglos XIX y XX.
La reflexión de Baudelarie sobre Poe es un punto de referencia esencial para la comprensión de la literatura actual, y constituye en sí misma, una obra maestra de la literatura moderna.
(París, 1821-1867) Está entre los poetas más influyentes del siglo XIX, y probablemente también de toda la historia de la literatura universal. Expulsado del Liceo Louis-le-Grand pese a la obtención del título de Bachiller superior, en 1940 se inscribe en la facultad de derecho. Comienza a frecuentar entonces el Barrio Latino, donde conoce a Gérard de Nerval, Sainte-Beuve y Balzac, adentrándose de forma irrefrenable en el mundo de humo, opio y prostitución de la bohemia parisina. Por su impía conducta, la familia lo envía a los Mares del Sur. A su regreso, no obstante, Baudelaire vertería la obra de Edgar Allan Poe al francés y llevaría a cabo sus obras más conocidas: desde el escandaloso poemario Las flores del mal (1857) hasta los textos de Los paraísos artificiales (1960) y el póstumo El spleen de París (1869). Duramente criticado y vilipendiado en vida por lo escandaloso de su obra y conducta, Baudelaire murió sifilítico y empobrecido, desconocedor del impagable legado que había donado a la posteridad. Adalid del simbolismo, estandarte del romanticismo y precursor del decadentismo, su cuerpo yace enterrado en el Cementerio de Montparnasse.