Protegido por las sombras de un tibio amanecer veraniego un hombre fuma apoyado en la barandilla de su balcón mientras observa el lento despertar de la ciudad y el andar entre apresurado y rutinario de los transeúntes Cuando el sol empiece a despuntar el hombre del balcón ya habrá elegido a su siguiente vÃctima