'Si yo digo 'El hombre se sentó sobre el césped', lo entenderás de inmediato. Por el contrario, si escribo 'Un hombre alto, de barba roja, torso estrecho y mediana estatura, se sentó sobre el verde césped, pisoteado ya por los caminantes; se sentó en silencio, con cierto temor y tímidamente miró a su alrededor', no será fácil entenderme.Se hará difícil para la mente, será imposible captar el sentido de inmediato. Y una escritura bien lograda, en un cuento, deberá ser captada en un segundo.' Así dijo Antón Chejov a su colega Máximo Gorki en una carta.Y así parece entenderlo Daniel Rabinovich en éste, su segundo volumen de cuentos, EL SILENCIO DEL FINAL: 'Debernos dar los datos imprescindibles, no más. Por otro lado, al ser breves, sabemos que se van a leer de una sentada', dice en su jubiloso prólogo, en el que celebra los placeres de la lectura y la escritura. Y de este modo procede, con breves y precisas pinceladas que devuelven al presente lo que se ha almacenado amorosamente en la memoria.Escribir, para Daniel Rabinovich, parecería ser la recreación de una realidad vivida, inmediata o recordada, a veces iluminada con destellos de otros mundos, esta vez ficcionales, para sumergir al lector en esas vivencias ahora compartidas, donde se percibe el humor amable, a menudo una ironía más refinada, en ocasiones una veta de antiguo dolor sostenido en el recuerdo.De este modo, los cuentos de EL SILENCIO DEL FINAL exhiben una galería de tipos y situaciones dispares, que atrapan con su diversidad y riqueza, producto de múltiples e
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Georgina LuzaFriday, September 25, 2020
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Excelentes cuentos, se leen de un sólo tirón. Tienen una trama y un cierre más perfecto que el primer libro de cuentos del autor.