Hoy en día, los padres están muy ocupados en su trabajo y no tienen tiempo para disfrutar a sus hijos o cuando tienen unos pocos momentos, los desperdician en interrogatorios y regaños. En esta obra la autora enseña, con admirable eficacia pedagógica, que la mejor manera de conocer a los hijos consiste en brindarles un espacio para que expresen sus sentimientos y dudas sin miedos ni reproches.
El eco de las palabras logra un mayor impacto en la comunicación entre padres e hijos que los reproches. Saber escuchar es uno de los elementos educativos más poderosos y un arte que los padres deben aprender y desarrollar.
El libro brinda herramientas prácticas para conocer a los hijos, apoyarlos y enseñarles valores que formen su carácter. Mandar y dar órdenes solo sirve para domesticar pero no para educar. El método del lenguaje del cariño permite alcanzar una educación positiva y beneficiosa que evitará que los padres exploten y se enojen con sus hijos, con lo cual se conseguirá armonía en el hogar.
