En estos últimos años el autor de esta obra, Martín Weber, pasó por dos experiencias simultáneas: se convirtió en padre y perdió al suyo. Su padre tenía una obsesión en sus días finales: se iba, decía, sin dejar nada por lo que pudieran recordarlo. Entonces Weber, instintivamente, comenzó a documentar esos últimos momentos. Le pidió a su padre que colaborara en los retratos. De alguna manera quería mantenerlo vivo. El video es el último registro del tiempo que compartieron. El libro reúne también dibujos, textos, retratos, canciones y video-stills extraídos de Skype como lugar de reflexión, memoria, amor familiar y trascendencia generacional.
Este testimonio filial, si bien tan personal, puede ser comprendido como nunca antes por cualquiera de nosotros por el lugar central que la tecnología ocupa en nuestra vida diaria en este tiempo de pandemia. Es el puente que permite cercanía y cotidianidad, a pesar de la distancia, con nuestros contactos familiares, sentimentales y laborales, o por decirlo mejor, con nuestra vida anterior.
