Nació en San Francisco en 1876. Hombre variopinto, diverso, polifacético y polivalente, desde trabajador en una fábrica de conservas hasta eficiente literato, pasando por marinero, buscador de oro, político socialista y un interminable etcétera. En 1900 contrajo matrimonio con Elizabeth Maddern, que cuidaba de la casa, le dio dos hijas, pasaba los manuscritos a máquina y se preocupaba del tranquilo desarrollo de la carrera de escritor de su marido. Un simple contrato de conveniencia Jack quería tener una vida ordenada, pero eso no... Leer másEncuadernación: Cartoné Nació en San Francisco en 1876. Hombre variopinto, diverso, polifacético y polivalente, desde trabajador en una fábrica de conservas hasta eficiente literato, pasando por marinero, buscador de oro, político socialista y un interminable etcétera. En 1900 contrajo matrimonio con Elizabeth Maddern, que cuidaba de la casa, le dio dos hijas, pasaba los manuscritos a máquina y se preocupaba del tranquilo desarrollo de la carrera de escritor de su marido. Un simple contrato de conveniencia Jack quería tener una vida ordenada, pero eso no duraría mucho tiempo. Jack disfrutaba de sus primeros éxitos y de su reciente fama. Ahora ya no necesita enviar de viaje ningún manuscrito, porque eran los redactores quienes le escribían rogando sus colaboraciones. Sin ningún problema podía, incluso, ofrecer otra vez sus viejas historias cortas rechazadas y dar preferencia a quien mejor pagase. Empezaba a ver las cosas de una forma muy prosaica y materialista. Murió en 1916 posiblemente por una sobredosis de morfina.
Jack London (1876-1916), seudónimo de John Griffith Chaney, es uno de los grandes escritores estadounidenses de los albores del siglo XX. Su mundo se inspira en una interpretación muy subjetiva de la filosofía de Nietzsche y se construye a partir del principio de lucha por la supervivencia. Nacido en San Francisco, fue esencialmente un niño autodidacta que leía con avidez los fondos de la biblioteca pública. Con diecisiete años se embarcó en su primera goleta, rumbo a Japón. Tras varias experiencias como marinero y vagabundo -razón por la que también fue encarcelado-, London acudió a la Oakland High School y, posteriormente, a la Universidad de California, que tuvo que abandonar por problemas económicos. Como muchos, sufrió la fiebre del oro hasta que, finalmente, se dedicó a la escritura.