Cada página de este libro está dedicada a “la queridísima Roser Bru, extraordinaria maestra cotidiana que significa el oficio del arte e ilumina nuestro espíritu colectivo”. Con estas líneas firmadas por el Taller 99 se inicia esta bella edición sobre el arte de Roser; un ser humano de calidad superior y “una de las artistas más reconocidas y potentes de su generación. Nacida en Cataluña en 1923, llegó de niña al país. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile…” nos dice su biógrafa y crítica de artes visuales, Adriana Valdés. Luego de unos textos introductorios de Isabel Cauas, Rafael Munita, Ximena Lecaros y Pablo Chiuminatto, asistimos al despliegue de una obra fina y sensible, elegante en cada trazo, de paleta restringida a muy pocos colores netos e intensos. Los temas giran en torno a unos cuantos ejes vitales: la mesa, sus frutos, el hombre y la mujer, sus valores, la lucha social que puede ser afiche pero nunca panfleto. Todo es sutil y amoroso en sus obras, incluso la sangre o el horror. A veces le basta tarjar un rostro o salpicar la tinta para contar el drama de un poeta o de un artista a los que ella cita y recrea una y otra vez. Su extensa obra gráfica ha sido catalogada aquí con gran cuidado y dedicación. Son 328 páginas foliadas con la caligrafía de la artista y diseñadas con eficacia para lucir los grabados de la gran Roser Bru.
