La creación teatral de Mario Vargas Llosa, desconocida para muchos de quienes ya han disfrutado de su narrativa, es parte imprescindible de su carrera y sus inquietudes literarias. Este género le permite ahondar en una de las constantes de su obra: la medida en que las historias que relatamos y nos relatamos, las fantasías con las que pretendemos abrillantar cada día, son una manera de ensanchar nuestra existencia más allá de los límites que impone la realidad cotidiana. La señorita de Tacna (1981), Kathie y el hipopótamo (1983), La Chunga (1986), El loco de los balcones (1993) y Ojos bonitos, cuadros feos (1996), cinco textos dramáticos donde temas tan cardinales para el ser humano como la familia, la vejez, el orgullo, el destino, el amor, los deseos, el machismo, la dinámica entre presente y pasado y la naturaleza del talento creador quedan envueltos por otro: el papel de la ficción en la vida, la rectificación de la vida que obra la ficción.
Mario Vargas Llosa se licenció en Letras en la Universidad de San Marcos (Lima) y se doctoró por la de Madrid. En 1959 se dio a conocer con un libro de relatos, Los jefes (Premio Leopoldo Alas), pero fue La ciudad y los perros (1963, Premio Biblioteca Breve y Premio de la Crítica) la que le hizo famoso. Novelas posteriores son La Casa Verde (1966, Premio de la Crítica y Premio Internacionl de Literatura Rómulo Gallegos), Conversación en La Catedral (1969), Pantaleón y las visitadoras (1973), La tía Julia y el escribidor (1977), La guerra del fin del mundo (1981), Historia de Mayta (1984), ¿Quién mató a Palomino Molero? (1986), El hablador (1987) y Elogio de la madrastra (1989). Ha publicado también diversas obras teatrales, como La señorita de Tacna, La Chunga y El loco de los balcones; ensayos como García Márquez: historia de un deicidio (1971) y La orgía perpetua: Flaubert y «Madame Bovary» (1975), y las memorias tituladas El pez en el agua (1993), en las que relata su experiencia política como candidato a la presidencia de la República del Perú. Con Lituma en los Andes obtuvo el Premio Planeta 1993, y en 1997 publicó la novela Los cuadernos de don Rigoberto. En 1986 compartió con Rafael Lapesa el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y en 1994 se le concedió el Premio Miguel de Cervantes de Literatura.
En 2010 ha sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura 2010.