Todo parece ir sobre ruedas durante la luna de miel de la joven Ayako Inagaki. Su marido, Toshio Takigawa, es el hombre ideal: tierno, atractivo, culto, elegante, deportista... Pero hay algo que empieza a inquietarle, la extraña relación de Toshio con su madre, una afable y encantadora mujer de porte aristocrático, viuda del embajador japonés en Londres. La señora Takigawa está muy bien relacionada con la alta sociedad de Tokio, incluida la casa real, a la que quiere acceder el padre de Ayako, un ejecutivo ambicioso y esnob.
La señora Takigawa es famosa por las fiestas a las que acude, junto a lo más granado de la sociedad nipona. Fue ella quien, con un sutil juego de palabras y actos, concertó el matrimonio entre los dos jóvenes que, pese a apenas conocerse, terminan atrayéndose en medio del glamuroso ambiente de vestidos de noche que los rodea.
Vestidos de noche es una inteligente sátira de la alta sociedad japonesa que conoció Mishima. Un grupo social deseoso de aparentar, entregado a la fascinación por los modos de vida occidentales, pero en el que aún pesan la sobriedad, las rigideces y la estricta jerarquía familiar y social del Japón tradicional. Una sátira feroz con tonos irreverentes de la hipocresía social en la que, a través de personajes casi grotescos, Mishima explora una vez más el lado oscuro e inconfesable del ser humano.
Yukio Mishima (nombre literario) nació como Kimitake Hiroaka en Tokio en 1925 y se suicidó en 1970 en protesta por el fin del Japón tradicional. Estuvo nominado para el premio Nobel, pero fue después de su muerte cuando alcanzó fama internacional. Mishima vivió, como tantos japoneses de su generación, el embate de dos modelos de cultura: la occidental y la propia y milenaria del Japón. Escritor plural y fecundo, Confesiones de una máscara, su primer éxito notable, le hizo famoso con tan sólo veinticuatro años.