las biografías siguen creciendo más allá de la existencia de la persona cuya historia se cuenta. suelen agregarse episodios desconocidos, miradas nuevas. esto acredita la metáfora de una segunda vida. de algún modo quiere decir, en este caso, que neruda sigue vivo, no sólo en el imaginario de la gente, sino también en la versión o revisión de sus días.
con la maestría del escritor que hay en él, teitelboim no sólo nos trae a un poeta que crece con la perspectiva del tiempo, sino a un neruda apasionado y vehemente. es el poeta dolido, traicionado en sus concepciones por el hombre fuerte del kremlin, que hizo de sus vida un culto a la personalidad, rompiendo así con los principios en los que gran parte de la humanidad creía. este mismo dolor lo tendría más tarde neruda en su propio país, al ver traicionados los ideales de un pueblo, hecho que agudizó su enfermedad y lo llevó a morir, como alguien dijo, de muerte nacional.
